Liderar un grupo no es fácil y cuando logramos tener todo bajo control, a veces cometemos errores que nos sales caros que al final alejan los resultados exitosos.
Los líderes suelen marcar su posición dentro del grupo a través de características que los diferencia del resto de los integrantes. Cuando se hace un esfuerzo exagerado por demostrar quien tiene el control se pierde el norte y esto impide el desarrollo adecuado del liderazgo.
Entre los errores más comunes de los líderes está la necesidad de sentirse querido. Nadie dijo que sea malo trabajar con personas agradables que ayuden a que todo fluya pero cuando la cabeza del grupo se vuelve adicto a que siempre le demuestren afecto se está tomando el rumbo equivocado.
Cuando se llega a este extremo, habrá quienes le sigan el juego y constantemente lo estén llenando de halagos, pero habrá otros que simplemente se dediquen a hacer su trabajo. Esto trae problemas y afecta las relaciones laborales.
Un buen líder sabe autoevaluarse y reconocer cuando se está excediendo. Si alguien en el equipo no quiere dar muestras de cariño hay que respetar su personalidad y no tener un mal trato hacia esta.
Otro de los errores que comenten con frecuencia los líderes es sentirse el más inteligente del grupo. Los líderes aprenden de sus seguidores, saben llevar las cosas y transforman las virtudes de su equipo en herramientas para lograr objetivos.
Un líder no está constantemente resaltando lo bueno o inteligente que es, especialmente si no se lo han preguntado. Esta actitud egocéntrica solo genera molestia en el grupo, el cual poco a poco irá sintiéndose ofendido y enfadado.
Los líderes deben saber escuchar, no solo dar enseñanzas y ordenar, sino también ser buenos oyentes.
A veces los líderes no se dan cuenta de que tienen este problema, pero si te crees la persona más sabia y la mejor, también serás el más odiado.
Cuando eres el jefe se entiende que estés muy ocupado, pero debes evitar estar siempre ausente pues tu grupo sentirá que no tiene a quien dirigirse.
Debes sacar tiempo para estar en tu lugar de trabajo, pues para eso fuiste elegido el líder, no para que tu escritorio siempre estuviera vacío.
Los empleados valoran tu presencia, pues con ella se sentirán apoyados y resguardados ante cualquier eventualidad.
Por más reuniones que tengas saca tiempo para estar un rato con tus empleados o grupo. Escuchar sus quejas y sugerencias hará que seas un mejor líder, en el que depositarán su confianza y al que seguirán siempre.
Cuando esto pasa los planes fluyen mejor y se tienen mejores resultados en las metas que se han propuesto como grupo.
Fuente: http://untiposerio.com